Afirmación XIV: Apostolicidad de la Iglesia de Cristo (confirmación jerárquica de la Iglesia).
Ya no es solamente haber demostrado bíblicamente la autoridad de la Iglesia, sino que hay la necesidad de demostrar que dicho pode y autoridad, según el deseo expreso de Cristo, fue también para los sucesores de los apóstoles.
Argumento A: Transmisión de poderes por la imposición de las manos.
Prueba 1: "...dedícate a la lectura, a la predicación y a la enseñanza. No descuides el don espiritual que posees y que recibiste de mano de profeta cuando el grupo de los presbíteros te impuso las manos" (1Timoteo 4, 13-14).
Prueba 2: "No impongas a nadie las manos a la ligera, no sea que te hagas cómplice de los pecados de otro" (1Timoteo 5, 22).
Conclusión: La imposición de manos es un signo de la realidad de poderes recibida de los apóstoles y transmitida eficazmente a sus sucesores. Sólo la Iglesia Católica Apostólica y Romana mantiene de un modo absoluto y completo dicha sucesión (aunque la Iglesia Católica reconoce también la validez de la ordenación bajo las iglesias ortodoxas).
Por eso subrayo absoluto y completo por la comunión de la Iglesia a la cabeza de unidad y estabilidad: el obispo de Roma, el Papa.
Argumento B: Establecimiento jerárquico de la Iglesia.
Prueba 1: "En cada Iglesia designaron presbíteros y, después de orar y ayunar, los encomendaron al Señor en quien habían creído" (Hechos 14, 23).
Prueba 2: "Te dejé en Creta, para que solucionarás los problemas y pusieras presbíteros en todas las ciudades, de acuerdo con mis instrucciones" (Tito 1, 5).
Conclusión: La ejecución del establecimiento de autoridades o representantes en cada iglesia particular ayudó a mantener la comunión con los demás apóstoles permitiendo una completa estabilidad en toda la Iglesia.
Argumento C: Ejercicio jerárquico y de autoridad de la Iglesia.
Prueba 1: "Cuídense ustedes y todo el rebaño, a cuya cabeza los ha puesto el Espíritu Santo como obispos para apacentar la Iglesia del Señor, que él adquirió con su propia sangre" (Hechos 20, 28).
Prueba 2: El caso de los Hechos de los Apóstoles capitulo 15. Favor de leerlo y reflexionarlo bajo la luz de todo lo hasta ahora dicho.
Conclusión: Si no fuera por la jerarquía apostólica cuya autoridad se dejaba sentir en nombre de Cristo, el cristianismo, desde sus inicios, hubiese colapsado y se hubiese dividido en tantas iglesias independientes como ciudades hay en todo el imperio (para las pruebas de todo esto, vuelve a repasar todo este capitulo desde el principio).
Afirmación XV: La Iglesia descrita en la Biblia es única y exclusivamente la Iglesia Católica Apostólica y Romana.
Hemos llegado, después de todo este recorrido bíblico a un punto de vital importancia, la identificación de la Iglesia descrita en el Nuevo Testamento con la multitud de iglesias que se dicen ser la de Cristo.
Aunque ya se ha identificado dicha Iglesia con la Iglesia Católica por los innumerables argumentos arriba descritos, pasemos, pues, a modo de conclusión a confirmar y dejar establecida dicha identificación.
Argumento A: Por la Palabra y las promesas de Cristo.
Estas nos aseguran que la Iglesia jamás será vencida por las fuerzas del infierno dando seguridad, confianza y certeza de que la doctrina, la moral y la espiritualidad, en esencia, se mantendrán intactas como depósito seguro de la Iglesia fundada por Cristo, y que sobrevivirá a lo largo de los siglos a los embates de Satanás hasta la segunda venida de Cristo. Así, pues, decir que la Iglesia se corrompió y abandonó el camino de la verdad es un terrible disparate y una ofensa a Cristo quien nos ha asegurado todo lo contrario.
*Si Cristo ha dicho que sobre esta piedra edificaría su Iglesia, es porque Cristo sí fundó su Iglesia.
*Si Cristo ha dicho que esa su Iglesia jamás será vencida por las fuerzas del infierno, si realmente creemos que Cristo es veraz, debemos de creer que jamás la Iglesia será vencida ni destruida.
*Si Cristo ha prometido estar con sus discípulos y apóstoles hasta el fin del mundo, es porque verdaderamente Cristo tiene la intención de estar con su Iglesia todos los días -desde el siglo I y no desde el XVI o XIX o XX- hasta el fin del mundo.
*Si Cristo ha prometido la asistencia permanente y perpetua del Espíritu Santo en su Iglesia para guiarla, recordarle las palabras de Cristo y enseñarle las verdades de divina revelación, es porque, efectivamente, la Iglesia es, como bien dice San Pablo, la base y el fundamento de la verdad. Testimonio éste y de transcendental importancia que nos da seguridad, confianza y certeza de que la Iglesia se ha mantenido en la verdad total.
Todas estas promesas y muchas afirmaciones bíblicas más son pruebas más que suficientes para asegurarnos que la única y verdadera Iglesia de Jesucristo es aquella que existe hoy desde hacen veinte siglos, siendo la Iglesia Católica Apostólica y Romana la única iglesia que puede probar dicha procedencia.
Argumento B: Por el testimonio de los autores protestantes en contra de la Iglesia Católica.
En su afán por probar lo que no pueden probar, como sucede con el ejemplo de Luisa J. de Walker, pretenden, mal interpretando la historia y como mecanismo de defensa para sostener lo insostenible, que el protestantismo es obra de Dios, le achacan a la Iglesia única y verdadera que Cristo fundó el posterior y lento alejamiento de la verdad hasta corromper su doctrina, moral y espiritualidad. A esta Iglesia algunos
autores la identifican directamente con la Iglesia Católica (pues saben que los documentos históricos identifican a la Iglesia de Cristo como que es la Iglesia Católica Apostólica y Romana); otros, que no quieren admitir dicha verdad histórica, prefieren, sin pruebas, acogerse a la falacia de que al irse deteriorando y apartándose de la verdad la Iglesia primitiva de ella va surgiendo el catolicismo romano. Pero el colmo de los colmos es cuando, no queriendo admitir nada de esto, dicen y aseguran que la Iglesia Católica fue fundada por el Emperador Constantino el Grande.
¿Cómo puede reaccionar un protestante ante este cúmulo de afirmaciones que deja mucho que decir de su entrega a Cristo? ¿Cómo pueden decir y asegurar que siguen a Cristo como a su Único Señor y Salvador, si luego pisotean su palabra al afirmar que su Iglesia, la que él fundó y a la cual dio todos los medios para mantenerse en pie y en la verdad, fue por fin vencida por las fuerzas del infierno?
Ah, claro, es muy fácil decir que Cristo no fundó una Iglesia, que ésta es invisible y solamente espiritual, que todo el cristianismo es la Iglesia de Cristo, etc., y así quedan zanjados los obstáculos históricos y bíblicos que me llevan a reconocer e identificar a la Iglesia Católica con la Iglesia primitiva. Salida muy fácil y cómoda pero irreal, no conforme con la realidad de los hechos históricos y contrario a las promesa de Cristo.
Argumento C: Por el testimonio de los primeros cristianos.
Ya he dado suficientes datos que corroboran esta gran verdad como el testimonio de San Ignacio de Antioquia de principios del siglo II quien llama a la Iglesia naciente Iglesia Católica (ver otros libros del mismo autor).
Argumento D: Porque la Iglesia Católica es la única que puede probar históricamente su origen desde los apóstoles.
No existe ninguna iglesia fuera de la Católica Apostólica y Romana que pueda demostrar su origen apostólico.
Si es una verdad bíblica que solamente la única y verdadera Iglesia de Jesucristo es la que él mismo fundó, por lo que los hombres, posteriores a Cristo, nada tienen que ver con ella, es lógico y razonable concluir como verdad conforme a la realidad que sólo aquella iglesia que se diga ser la de Cristo es la que puede probarlo desde la Historia de estos últimos veinte siglos, no menos ni más. Es una gran verdad que sólo y únicamente la Iglesia Católica Apostólica y Romana es la que tiene todas las pruebas para reivindicarse como la legítima, la verdadera, la única Iglesia de Cristo, sencillamente porque esa es la que Cristo fundó, duela a quien le duela, y no hay otra verdad.
Por tal motivo, todos aquellos que intentan socavar y destruir la Iglesia están dando no con cualquier piedra, sino con la Piedra puesta por Dios, la Piedra indestructible que es Cristo y su cabeza visible, el Papa guiado y confirmado por el Espíritu Santo.
Afirmación XVI: Los escándalos en la Iglesia no es razón para desacreditarla y desautorizarla, ni mucho menos para abandonarla.
Una de las mayores injusticias que comete el ser humano es el de juzgar y enjuiciar, ya por prejuicios o fanatismos, injustamente una institución o raza. Muchos de estos falsos e injustos juicios se fundamentan en escándalos provocados por representantes o miembros de dichas entidades; y así, escuchamos muchas y múltiples quejas de personas que en vez de dedicarse a buscar soluciones a dichos problemas se las pasan condenando todo lo que no esté de acuerdo a su modo de ser y de pensar.
La Iglesia, no sólo no escapa de estas críticas y condenas, algunas algo justificadas pero la mayoría injustificadas, sino que ella es la que lleva la mayor carga de condenas y persecuciones que cualquier otra institución. Contra la Iglesia Católica van dirigidas casi todas las blasfemias, sátiras y escenas y sofismas anticristianas que aparecen en gran cantidad de películas, series y prensa. Ni hablar de la gran cantidad de profanaciones de las llamadas 'iglesias' de Satanás como la 'misa' negra. En el espiritismo, la hechicería, el vudú y otros tipos de manifestaciones del ocultismo en la que se utilizan elemento de la Iglesia Católica como imágenes, oraciones, rosario... y que ha llevado a protestantes fundamentalistas a acusar injustamente a la Iglesia como la propagadora de dichas idolatrías satánicas.
No sólo estos elementos externos que pretenden obscurecer y manchar la imagen santa y luminosa de la Iglesia son los únicos peligros contra los cuales los católicos debemos estar al tanto y en actitud de alerta, sino también contra los escándalos internos que también contribuyen a manchar y obscurecer la santidad de la Iglesia frente al mundo.
De igual modo que es un acto de injusticia contra una entidad enjuiciarla y condenarla así porque sí, por el mal comportamiento de algunos de sus miembros, es también un acto de injusticia el que se ha cometido y se sigue cometiendo contra la Iglesia de Cristo por el mal ejemplo de algunos de sus miembros, dejando y rechazando, por ignorancia o maliciosamente, la enorme cantidad de muy y excelentes ejemplos de verdadera vida cristiana de muchísimos de sus miembros.
Argumento A: La misma Biblia nos advierte contra los escándalos.
Prueba 1: Jesús "les propuso otro ejemplo: «El Reino de los Cielos es como un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, cuando todos estaban durmiendo, vino su enemigo y sembró maleza en medio del trigo. Cuando el trigo estaba echando espigas, apareció la maleza. Entonces los trabajadores fueron a decirle al patrón: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo?; ¿de dónde, pues, viene esta maleza?» Respondió el patrón: «Eso es obra de un
enemigo.» Los obreros le preguntaron: «¿Quieres que la arranquemos?» «No, dijo el patrón, no sea que al arrancar la maleza arranquen también el trigo.
Dejen crecer juntos el trigo y la maleza. Cuando llegue el momento de la cosecha, yo diré a los segadores: Corten primero la maleza y en atados échenla al fuego, y después guarden el trigo en las bodegas»" (Mateo 13, 24-30).
La Historia de la Iglesia es a la misma vez la historia de las tragedias y desórdenes de sus miembros y la conversión, regeneración y santificación de quienes, dócilmente, se han dejado y se dejan guiar, adoctrinar e iluminar por sus enseñanzas. La Iglesia, por lo tanto, es a la misma vez pecadora y santa; pecadora porque la componen hombres y mujeres pecadores, sujetos a las debilidades de la naturaleza humana, y santa porque sus enseñanzas son de origen divino y porque su fundador es tres veces Santo.
La Iglesia es Madre y Maestra porque ha sido instituida para acoger a todo el genero humano, a todos aquellos que a ella vengan a tomar de su fuente de la verdad; y maestra por ser la única autorizada por Dios para enseñar y dar a conocer las verdades divinamente reveladas.
Todas las religiones e instituciones humanas tienen sus puntos buenos por los cuales fueron instituidos, pero por ser instituciones compuestas por seres humanos, es lógico que, por intereses y conveniencias particulares o colectivas se den actos inmorales y de corrupción que ponen en peligro y hasta han llevado a la desintegración de muchas de ellas.
La Iglesia Católica por ser una institución de origen divino, posee y está protegida, en sus elementos esenciales (doctrina, moral, espiritualidad) contra toda desviación y error, pero por estar compuesta por seres
humanos y no ángeles, está expuesta a sufrir el embate de los escándalos, la dejadez y la corrupción de algunos de sus miembros. Escándalos que son muy bien aprovechados por los enemigos de Dios y de su Iglesia para sembrar la duda, la confusión y la desconfianza en la conciencia de los incautos, negligentes e irresponsables, es decir, de los que viven superficialmente la fe en Cristo y se conforman con lo que aprendieron en el catecismo de Primera Comunión, manteniendo con ello un infantilismo de la fe y no desean madurar.
Argumento B: Es verdad bíblica que habrá escándalos en la Iglesia.
Prueba 1: "Hubo falsos profetas en el pueblo de Israel, y lo mismo entre ustedes habrá falsos maestros que introducirán novedades dañinas; por renegar del Maestro que los salvó, se atraerán una pronta perdición. Muchos, sin embargo, imitarán sus vicios, y por su culpa será desprestigiado el camino de la verdad. Llevados por el amor al dinero, se aprovecharán de ustedes con palabras engañosas. Pero ya comenzó su condenación y no duerme la ruina que los perderá." (2Pedro 2, 1-3).
Los escándalos en la Iglesia han sido, son y serán, lamentablemente, elementos inseparables de ella por la misma debilidad humana de sus miembros; acciones y actos que sufren también todas las instituciones humanas. Así, pues, utilizar los malos ejemplos de algunos de sus miembros para desacreditarla y atacarla es un acto de verdadera injusticia, persecución y crueldad contra la Iglesia.
Entre los escándalos que más han dañado la imagen de la Iglesia podemos mencionar el de los cometidos por algunos papas, sobretodo los del Renacimiento; los cometidos por cruzados en las campañas de liberación de Tierra Santa (si hay culpa en la crueldad de muchos de los cruzados que se desviaron del propósito legítimo en estas campañas desprestigiando el nombre de cristiano y de Cristo, también es verdad las crueldades cometidas por las fuerzas islámicas cuando ocupaban pueblos o ciudades). Los actos de injusticia y crueldad cometidos por algunos de los conquistadores en América, África y Asia, son en verdad, actos indignos de quienes se llaman cristianos (pero recordemos los innumerables actos de caridad y defensa de los nativos por parte de los misioneros que también llegaron a dichas tierras). De igual modo, los abusos contra niños causados por algunos sacerdotes son, en verdad, lamentables y trágicos tanto para los perjudicados, que quedan marcados para toda la vida, como para la misma Iglesia que sufre y padece la tragedia y agonía de sus hijos (pero también recordemos los innumerables hombres y mujeres consagrados a Dios en la Iglesia, los cuales en un acto de verdadero heroísmo se entregan totalmente al servicio y bienestar de los más necesitados y desamparados). Cristo vuelve a ser cruelmente crucificado en sus hijos más pequeños por los judas modernos.
Lo importante de todo esto es no perder la fe, ni la esperanza, ni mucho menos la caridad, al contrario, con la fe vayamos y atajemos las flechas de la calumnia y la difamación que, a consecuencia de estas
tragedias se levantan contra la Iglesia; la crueldad humana no conoce límites si se le presenta la oportunidad de poder atacar con violencia todo aquello que le es contrario a sus intereses y convicciones particulares y colectivos.
Apoyémonos en la esperanza y confianza de que Dios puede sanar y corregir estos males y llevar el consuelo y la sanación interior a todos los afectados, directa e indirectamente, por todos estos escándalos; el mejor modo de ir subsanando es el perdón y la reconciliación como muy preciosa y valientemente lo ha hecho el Papa Juan Pablo II al pedir perdón, en nombre de toda la Iglesia, de los males cometidos por miembros de ésta en el pasado.
Y sobre todo, pidamos a Dios la gracia de purificar la Iglesia, es decir, nuestras vidas con abundantes, frecuentes y eficaces actos de caridad, ayunos, mortificaciones y oraciones capaces de borrar y arrancar de su seno los escándalos que la manchan y la afean. En esto, Dios se ha dignado enviarnos, a lo largo de los siglos hombres, mujeres y hasta niños que con sus ejemplos de vida cristiana son como antorchas que iluminan y encienden el cielo de la Iglesia en un mar llameante, en un fuego resplandeciente del amor de Dios derramado sobre la humanidad.
Argumento C: Los grandes testimonios de santidad y verdadera vida cristiana en la Iglesia dan fe de la santidad de la Iglesia.
El padre Antonio es un sacerdote muy entregado al servicio de la parroquia y de sus feligreses. Su vida está regida por un gran celo por la propagación del Evangelio, y se desvive en dar a conocer a Jesucristo y su Santísima Madre.
En una ocasión se presentó a su oficina un extranjero cuya fisonomía daba la impresión de ser oriental.
--Padre, vengo desde muy lejos porque quiero conocer quién es Jesucristo. Ya he ido a las iglesias que ustedes llaman separadas, pero de lo único que me hablan es del Cristo del libro, el Jesús de la Biblia...
--Bueno hijo, los Evangelios, como fuentes históricas, son la mejor fuente fiable y de enorme credibilidad que poseemos para conocerlo, no solamente su persona, sino también sus enseñanzas y su obra. Creo que por lo menos tienes un paso adelantado.
--Sí, pero yo esperaba más...
--¿Cómo qué?
--Él ha dejado unas pautas de cómo debe ser un legítimo seguidor suyo, pero cuando veo la realidad de las cosas, a veces pienso como Gandhi que en una ocasión dijo que creía en Jesucristo pero no en los cristianos. No se si me entienda usted.
--Le entiendo hijo, pero te está pasando lo que a muchos que se dejan llevar por los escándalos y malos ejemplos de una gran cantidad que se dicen ser cristianos, pero en el fondo, en su mente y corazón no lo son. Son lo que dijo Jesús: la cizaña que crece al lado del trigo.
"Mira, veo que lo que tú quieres es ver a Jesús actuando y obrando en los que en él creen. Si me lo permites y tienes tiempo, te hablaré sobre cómo es la vida de fe y el testimonio de quienes en la Iglesia católica han sabido vivir el Evangelio de Nuestro Señor.
"Nuestra Iglesia se distingue por tener en su seno grandes personalidades y lumbreras que son signo y testimonio de lo que es vivir el Evangelio, y de cómo dejar que Jesucristo obre y actúe en la vida de quienes a él se abandonan...”
El padre Antonio fue dándole unos breves, pero edificantes testimonios de aquellos hombres, mujeres, jóvenes y niños los cuales son un sólido ejemplo de lo que es ser un auténtico cristiano. Bien conocía él aquel refrán que dice: "Las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra". Así, pues, no hay nada mejor para el testimonio y vida auténtica de la Iglesia que el ejemplo de los santos para evangelizar.
¿A cuál clase de cristianos perteneces? ¿A los que testimonian con su ejemplo las verdades del Evangelio o a los que destruyen con su mal ejemplo esta verdad? recuerda que de todo cuanto hagamos, daremos cuenta a Dios.
Lo que decidas aquí en la tierra, con tu modo de actuar, determinará tu estado después de la muerte y por toda la eternidad.
La Iglesia siempre ha sido y será guiada y conducida por el Espíritu Santo quien con su presencia la santifica y la fortalece en medio de las grandes y terribles pruebas. Él es quien suscita en el corazón de hombres, mujeres y niños el deseo de vivir conforme el querer y la voluntad de Jesucristo. Son esas lumbreras que en las paginas de la Iglesia, sobre todo en las paginas obscuras de la Iglesia, resplandecen con exuberante claridad, belleza y resplandor opacando los escándalos que los malos cristianos han realizado. Son ellos, los fieles e incondicionales testigos de Jesucristo a quienes debemos mirar como claro testimonio de lo que es el cristianismo, es decir, el catolicismo en su máxima expresión de fe, esperanza y, sobre todo, caridad.
Si es difícil tapar el cielo con la mano en cuanto a los escándalos se refiere, muchísimo más difícil es tapar el cielo de la Iglesia forrado y lleno de innumerables estrellas de todos los tamaños y brillos que son los santos. Entonces, ¿por qué esa ceguera y sordera de tantos a tan variados testimonios que pueden ser fácilmente identificados y reconocidos en la Iglesia? Porque en su desprecio y rechazo hacia la Iglesia y a Dios se han puesto delante un telón de acero con una pequeña apertura para ver y oír sólo lo que conviene.
Afirmación XVII: Las falsas iglesias son todas aquellas que se dicen ser verdaderas, pero Cristo no las hizo, sino los hombres.
Repasando:
*Es verdad bíblica que Cristo edificó su Iglesia.
*Es verdad bíblica que la Iglesia de Cristo es UNA.
*Es verdad bíblica que el deseo de Cristo y la enseñanza general del Nuevo Testamento es que esa Iglesia esté y permanezca UNIDA en cuerpo, apostolado y doctrina bajo una sola fe, un solo bautismo y un solo conocimiento del Hijo de Dios --Efesios 4--.
*Es verdad bíblica que la Iglesia de Cristo es una institución a la misma vez visible y fácilmente identificable y espiritual.
*Es verdad bíblica que Cristo estableció una jerarquía a la cual dio poder y autoridad para regir, guiar y enseñar en la Iglesia.
*Es verdad bíblica que esa jerarquía fue sucedida por hombres a los cuales se les transmitió el poder y autoridad con la imposición de las manos.
*Es verdad bíblica que la Iglesia de Cristo se mantendrá siempre en la verdad.
*Es verdad bíblica que Cristo estará siempre acompañándola en su peregrinar por la tierra "hasta el fin del mundo".
*Es verdad bíblica que el Espíritu Santo la custodiará manteniéndola en la verdad total.
*Es verdad bíblica que los poderes del infierno no la podrán vencer.
*Ante estas verdades bíblicas, que son promesas veraces e infalibles de Cristo, esa Iglesia existe desde los apóstoles, ininterrumpidamente, hasta la actualidad y hasta el fin del mundo.
*Es verdad histórica y bíblica que esa Iglesia pervive hoy única y exclusivamente en la Iglesia Católica Apostólica y Romana.
Ante este cúmulo de evidencias convergentes y convincentes que identifican a la Iglesia Católica Apostólica y Romana como la legítima Hija de Dios y Esposa de Jesucristo, nos queda, pues, identificar las iglesias falsas cuya presunción es querer ser la de Cristo. Los textos bíblicos al respecto nos darán luz.
Argumento A: Advertencias bíblicas contra las iglesias y sectas que no son de Cristo.
Ante la proliferación constante y continua de sectas que se auto proclaman como las iglesias de Cristo, las de Dios, la Biblia nos da unas pistas y cualidades que nos ayudarán a ver y distinguir las falsas de la verdadera.
Partiendo, pues, de que es verdad bíblica, y como se ha ido demostrando hasta ahora la única, legítima y verdadera Iglesia de Cristo es sólo aquella que él fundo, y sólo aquella que existe históricamente desde los apóstoles hasta nuestros días.
Entonces, pues, tenemos que las iglesias o sectas surgidas inmediatamente o tardíamente después de que la Iglesia de Cristo quedara instaurada, son en realidad doctrinas falsas inventadas por los hombres inspirados por Satanás para dividir, confundir e impedir y obstaculizar en lo posible la propagación del Evangelio de Jesucristo en su totalidad. Veamos.
Prueba 1: "Yo sé que después de mi partida se meterán entre ustedes lobos voraces que no perdonarán al rebaño; y de entre ustedes mismos surgirán hombres que enseñarán doctrinas perversas y arrastrarán a los discípulos tras sí" (Hechos 20, 29-30).
Este texto aclara a la Sra. L. J. de Walker y a otros autores protestantes las razones de quienes han ingresado a la Iglesia con propósitos ajenos al Evangelio de Jesucristo. Se ha dado desde la época Pde los apóstoles pasando por la época del Emperador Constantino el Grande hasta nuestros días. Así, pues, no nos debemos de extrañar si sabemos que miembros de la Iglesia realizan obras y actos completamente opuestos a los queridos por Cristo y su Iglesia.
Prueba 2: "Hermanos, les ruego que tengan cuidado con esa gente que va provocando divisiones y dificultades al enseñarles cosas distintas de las que ustedes han aprendido; aléjense de ellos, porque esas personas no sirven a Cristo Nuestro Señor, sino más bien a sus propios vientres, y con palabras suaves y agradables engañan los corazones sencillos" (Romanos 16, 17-18).
¿Quién se separó de quién? Es una verdad histórica bien marcada que los únicos que cumplen con esta advertencia del apóstol, inspirado por el Espíritu Santo, son todos aquellos que se han separado de la Iglesia Católica Apostólica y Romana. La Iglesia Católica, bien sabemos, no se separó de nadie, las iglesias separadas sí (por eso se las llaman separadas). Las iglesias ortodoxas se separan de la comunión con el Papa, y, como consecuencia, de la Iglesia que Cristo fundó para 1054; los Protestantes se separan de la Iglesia de Cristo para inicios del siglo XVI e igualmente la iglesia Anglicana para 1534.
Por eso, el católico que se separa de la Iglesia Católica para irse a otra iglesia o secta, se está separando de la Iglesia que Cristo fundó; está rompiendo con Cristo para unirse y aceptar las opiniones de hombres.
Testimonio de Scott Hahn:
"Volví a casa, buscando y pidiendo la ayuda de Dios. Seguí esperando poder encontrar algún defecto grave que me disuadiera de «lanzarme al Tíber» y convertirme en «papista», como solíamos decir.
Empecé, pues, a buscar entre los ortodoxos. Hice cita con Peter Gilquist, un evangélico convertido a la Iglesia Ortodoxa de Antioquia, para saber por qué él había preferido la Ortodoxia a Roma. Sus razones reforzaron mi impresión de que el protestantismo estaba equivocado; pero al mismo tiempo encontré la defensa de la Ortodoxia contra Roma insatisfactoria y superficial. Después de haberla estudiado profundamente, encontré que las diversas iglesias ortodoxas estaban irremediablemente divididas entre sí, en forma similar a los protestantes, con la diferencia que los ortodoxos estaban divididos a base de nacionalismos étnicos: había grupos ortodoxos que se llamaban a sí mismos griegos, rusos, rutenios, rumanos, búlgaros, húngaros, serbios, etc. Han coexistido por siglos, pero más como una familia de hermanos que han perdido a su Padre.
Un estudio proseguido me llevó a la conclusión que los ortodoxos tienen una maravillosa liturgia y tradición, pero se han quedado estancados en cuanto a la teología. Llegué a estar convencido además de que estaban doctrinalmente equivocados por haber rechazado algunas enseñanzas de la Escritura y de la Iglesia católica, especialmente la cláusula filioque («y del Hijo») que fue añadida al Credo del Concilio de Nicea. Por otro lado, su rechazo al Papa como cabeza de la Iglesia parecía basarse más en política imperial que en sólidas bases teológicas. Esto me ayudó a entender por qué, a través de su historia, los ortodoxos tienden a exaltar más la figura del emperador y del estado que la del obispo y la Iglesia (lo que es también conocido como «cesaropapismo»). Se me vino a la mente que Rusia ha estado cosechando las consecuencias de este enfoque ortodoxo a lo largo del siglo XX" ("Roma Dulce Hogar", pág. 63).
Prueba 3: "Me extraña que tan pronto hayan abandonado a Dios que, según la gracia de Cristo, los llamó, para seguir otro Evangelio. No es que haya otro, sino que ciertas personas han sembrado la confusión entre ustedes y quieren dar la vuelta al Evangelio de Cristo. Pero, aunque viniéramos nosotros o viniera algún ángel del cielo para anunciarles el evangelio de otra manera que lo hemos anunciado, ¡sea maldito! Ya se lo dijimos antes, pero ahora lo repito: si alguien viene con un evangelio que no es lo que ustedes han recibido, ¡sea maldito!" (Gálatas 1, 6-9).
Si por veinte siglos la Iglesia Católica Apostólica y Romana ha venido predicando y enseñando el Evangelio auténtico de Cristo y en su totalidad, ¿por qué ahora pretender sustituir ese Evangelio por opiniones puramente humanas?
En Puerto Rico los evangélicos predican que el Evangelio vino por primera vez a esta pequeña isla para 1898 con el ingreso de los misioneros protestantes venidos de Norteamérica. Nada más alejado y fuera de la realidad. El catolicismo como portador de la Buena Nueva de Salvación ha sido y es el instrumento legítimo por el cual Dios se ha valido para evangelizar las nuevas tierras descubiertas por Cristóbal Colón para finales del siglo XV. No es verdad, pues, están fuera de la realidad los que pretenden decir otra cosa y enseñan un evangelio distinto al que la verdadera Iglesia fundada por Jesucristo trajo y predicó y continúa predicando.
Uno de los legados más bellos y que es testimonio de ese proceso de evangelización, es el escudo de Puerto Rico, cuya simbología religiosa resalta a todas luces. El Cordero con su estandarte de victoria símbolo del triunfo de Cristo sobra la muerte; el libro de los siete sellos del Apocalipsis y la mención de Juan Bautista «Juan es su Nombre» son, verdaderamente, signos que hablan y predican que en Puerto Rico y América se ha sembrado la semilla del Evangelio. Quienes han traído otro evangelio han sido los que han llegado después con humanas pretensiones.
Prueba 4: "El Espíritu nos dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos renegarán de la fe para seguir enseñanzas engañosas y doctrinas diabólicas" (1 Timoteo 4, 1-2).
Son muchos los católicos que, por su indiferencia a las verdades de la fe y su apatía y dejadez para conocer su fe, se están alejando de la Iglesia tras falsas y diabólicas creencias como lo son el espiritismo, la santería, la astrología, la reencarnación, el yoga y otras formas de meditaciones orientales, etc. Y no solamente hay quienes rompen con la comunión con la Iglesia, sino que también son muchos los que pretendiendo ser católicos practican y creen en dichas doctrinas de hombres inspiradas por Satanás.
En un retiro en el cual después de la charla que di donde toque algo sobre la reencarnación, una persona diciendo ser católica y con un rosario en el cuello me dijo sentirse ofendida por mi postura contra dicha doctrina. Durante el diálogo salió a relucir que él creía seriamente en esa mentira.
Los católicos tenemos la obligación moral delante de Dios de esforzarnos por conocer los fundamentos y razones de nuestra fe católica, conocimiento que nos ayudará mejor en nuestra práctica y vivencia del evangelio, propagarlo y defenderlo contra los enemigos de la fe. El católico cuya ignorancia de la fe sea vencible, es decir, que puede y tiene los medios para conocer las verdades de su fe católica (librería, retiros, talleres parroquiales o diocesanos, el Internet, etc.), es responsable y está obligado a esforzarse por conocer la fe, de lo contrario comete pecado de omisión y su ignorancia sería culpable (ignorancia culpable), arriesgando con ello su eterna salvación por las múltiples consecuencias y peligros que representan para la fe de quien la desconoce.
Prueba 5: "Te ruego delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, y, puestos los ojos en su venida y su Reino, te digo: predica la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, rebatiendo, amenazando o aconsejando, siempre con paciencia y preocupado de enseñar. Pues vendrá un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán un montón de maestros según sus deseos. Estarán ávidos de novedades y se apartarán de la verdad para volverse hacia puros cuentos" (2 Timoteo 4, 1-4).
El tema de los extraterrestres y de los OVNIs (en el sentido de querer ver en ellos a seres divinos, ángeles o seres cuya superioridad prácticamente no están sujetos a la materia -incluso al mismo Cristo hay quienes lo consideran un extraterrestre-); de la reencarnación y la astrología, el tema de los ángeles (pero alejado de la enseñanza oficial de la Iglesia); la Nueva Era y el Satanismo; el yoga y la meditación trascendental venidas de las religiones orientales, etc., son temas que pican la curiosidad de muchos dándoles cierto grado de realidad o veracidad.
La Persona de Jesucristo y con él la Iglesia se han visto fuerte y terriblemente bombardeados por estos elementos que aseguran tener en sus manos la verdad absoluta y pura.
En la revista "Muy Interesante" Año XXII Núm. 5 (correspondiente al mes de mayo de 2005), dice: "Jesucristo, un predicador de origen judío del siglo I, fue condenado a muerte por el Sanedrín, por considerar que difundía doctrinas contrarias a la ortodoxia religiosa. Fue crucificado, herido con una lanza y sepultado. Los evangelios describen los hechos más o menos de esta forma. Su doctrina y pasión dieron origen a la religión católica.
Una misteriosa organización francesa, el Priorato de Sión (que aparece descrita en El código Da Vinci) afirmaba poseer pruebas de que Jesús vivió más tiempo. De su relación con María Magdalena surgió, según el priorato, la dinastía conocida como Merovingios. A esta leyenda se han sumado otras como la de la ciudad de Rennes-le-Chateau, enclavada en los Pirineos, donde al parecer se oculta un prodigioso tesoro que estuvo en poder de los cátaros. El Priorato de Sión es una sociedad secreta dedicada a custodiar estos importantes misterios. La Iglesia católica habría ocultado todo ello en una conspiración para conservar su poder sin rivales.
Jesús es una de esas figuras tan relevantes para el inconsciente colectivo, que a lo largo de los siglos se han creado toda clase de hipótesis y fantasías en relación con él hasta convertirlo en uno de los seres más productivos para la imaginación. Dos de las más atractivas fueron suponer que no murió, y que tuvo hijos. Ninguna está respaldada por investigaciones serias... El auge actual de estas teorías, sin embargo, se explica por un renacimiento de la religiosidad new age, donde es posible creer cualquier cosa.”
Para los que no se llevan muy bien con Jesucristo y, sobre todo, con su Iglesia, hay varios y variados cuentos para escoger. Para quienes no les gusta pensar o creer que Cristo es un ser venido de otro mundo (no "del otro mundo"), pues, se puede escoger entre que no murió, se caso con María Magdalena y tuvieron hijos, o como enseña una secta, que Cristo se casó con tres mujeres: María Magdalena, Marta y otra María, etc.
Argumento B: Las iglesias de hombres no son las de Cristo.
Una gran verdad que quiero dejar establecida y decididamente aclarada es que la única y verdadera Iglesia de Jesucristo es la que él fundó; las otras, las que hicieron los hombres definitivamente, por más que alboroten y pataleen, no son ni pueden ser la Iglesia de Cristo. Sencillamente, porque Cristo no las fundó, sino los hombres. Y aquí, el sentido común nos da la razón.
A continuación daré una pequeña lista de algunas de las iglesias y sectas separadas más conocidas en Puerto Rico, su fundador y la fecha de fundación:
*Luteranos, Martín Lutero, Siglo XVI
*Anglicanos, Enrique VIII, Siglo XVI
*Calvinismo, Juan Calvino, Siglo XVI
*Presbiterianos, Juan Knox, Siglo XVI
*Bautistas, Juan Smith, Siglo XVII
*Episcopales, S. Seabury, Siglo XVIII
*Metodistas, Juan Wesley, Siglo XVIII
*Evangélicos, J. Albright, Siglo XIX
*Discípulos de Cristo, A. Campbell, Siglo XIX
*Mormones, José Smith, Siglo XIX
*Iglesia de Dios, J. Weinbrenner, Siglo XIX
*Adventistas, William Miller, Siglo XIX
*Ejercito de Salvación, W. Booth, Siglo XIX
*Testigos de Jehová, Carlos, T. Russell Siglo XIX
*Pentecostales, Metodistas, Siglo XIX-XX
*Asamblea de Dios, Milenaristas, Siglo XX
Conclusión: Ante este cúmulo de pruebas y argumentos a favor de la verdad católica y en contra de las iglesias y sectas separadas, el católico tiene dos caminos: dedicarse seria y responsablemente por conocer y vivir las verdades de la fe o quedarse indiferente ante su responsabilidad y arriesgarse a perder el tesoro más precioso que Dios haya dado a la humanidad: Jesucristo y su Obra de la Redención.
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