La Figura del Gran Rey

Síntesis de Historia de la Iglesia que Cristo fundó a modo de cuento

Por Gerardo Cartagena Crespo



Nota. Este cuento es el primero que escribí varias semanas después de mi conversión en 1982. A lo largo de los años ha sufrido algunos retoques y, creo, le harán falta algunos más. Lo importante es que, en este cuento o parábola he querido representar la Historia de la Iglesia y hacer ver cuál es nuestra posición frente a ella y ante Jesucristo. Espero te guste.

La visita
Hace mucho tiempo, el hijo de un grande y poderoso rey fue enviado para visitar otro reino cuyo rey había tiranizado, explotado y esclavizado a los ciudadanos de esas tierras. El hijo, muy bondadoso y obediente, parte enseguida llevando consigo gran cantidad de tesoros que su padre le había dado.

Al llegar, ve que la tierra es árida y desértica. Los hombres y mujeres se ven muy tristes y oprimidos. Esta visión lo conmueve tanto que se puso a llorar por la amargura y desolación en la que se encontraban estas pobres gentes.

Después de recorrer ese reino y establecerse en uno de los pequeños poblados, comienza a manifestarse en medio de aquel pueblo dándoles a conocer su deseo de ayudarles a salir de dicha miseria.

--Gente de este pueblo y de este reino despótico y de corrupción, estoy aquí para manifestarles, en nombre de mi padre, que ha llegado para ustedes el tiempo de la liberación.

Algunos de los que le escuchaban, como es de suponerse, no le prestaron atención; otros se burlaron de él, y otros, muy reducidos, sintieron atracción e interés hacia ese hombre y lo que les decía.

--¿Quién eres tú? ¿De dónde vienes?

--Soy rey, hijo de rey, cuyo reino se extiende sin fronteras y cuyas riquezas no pueden ser contadas ni medidas. Mi padre ha visto la desgracia y la violencia con la que el dueño de este reino los tiraniza y esclaviza, por lo que me ha enviado para liberarlos de esta opresión.

Así estuvo predicando este mensaje, y varias personas que se encariñaron con él se le unieron. Hubieron otros, amigos del rey malo que se le opusieron haciéndole la vida muy difícil. Pero, aunque muchos de los del pueblo simpatizaron con él y le escucharon, fueron muy pocos los que se atrevieron a seguirle.

Los amigos
Después de un tiempo se dirigió a sus más íntimos amigos expresándoles lo siguiente:

--Siento en el corazón un profundo dolor y una terrible angustia al ver cómo muchos me desprecian y rechazan. Cómo se obstinan y cierran sus oídos y su corazón a mis palabras, pues no quieren que yo los libere.

En eso, uno de sus más íntimos amigos, acercándose le dice:

--Señor, yo lo he abandonado todo para seguirte porque creo que tú eres quien dices ser y que en ti está la verdad. Es cierto que somos débiles y rebeldes, que por nuestra ignorancia o soberbia nos hemos dejado tiranizar y esclavizar de este rey cruel. Pero en ti se refleja la bondad que nos llena de paz. Tus palabras son como tenazas que cortan las cadenas que nos tenían atados a los deseos y caprichos de este rey malvado. Tu mensaje nos ha colmado de alegría al saber que aún hay esperanza...

Los tesoros
--Ven, acércate -le dice el rey, hijo de rey-. ¿Ves este cofre?

--Sí, Señor. Nunca he visto algo igual en hermosura y majestad.

--Ábrelo -le dice.

Al abrirlo ve que hay muchas llaves cuya belleza nunca se había visto ni se verá jamás. El hombre, acercándose toma la más grande y hermosa cuyo resplandor y belleza opaca a las otras.

--Por tu valentía y porque has sabido creer, aun en la adversidad y la persecución, te entrego esta llave como signo de mi amistad y confianza que deposito en ti. En el nombre de mi padre y el mío te encargo ser portador y mensajero de mi misión, de mi mensaje.

Luego, tomando del baúl otras llaves, aunque más pequeñas, pero de belleza inigualables, se las da a sus otros compañeros y amigos. Después, cerrando el baúl, les dice:

--Mientras estuve en estas tierras he preparado, como testimonio y promesa, signo y realidad de que mis palabras son verdad, y para que con su presencia ilumine la mente de los hombres, y al contemplarla mantengan su esperanza viva, pues me iré, pero regresaré a buscarla, lo que han de ver ahora.

La figura del rey bueno
Y llevándolos a una enorme habitación les muestra una enorme imagen o figura cuya belleza sobrepasa a cualquier construcción o hechura humana y cuyo esplendor y brillantez opaca a todas las piedras preciosas que existen o pudieran existir.

Su belleza y resplandor es tal que el mismo universo, a pesar de su grandeza y hermosura, no puede igualársele.

Su base está adornada de innumerables piedras preciosas, cuya hermosura y brillantez ciega la vista, pero aun así no hace el más mínimo daño. En la parte superior de la figura sobresalen, a modo de corona, siete hermosísimas piedras, sumamente grandes y cuya belleza y majestad no pueden ser contadas; y de las siete, una de tamaño mucho más grande y majestuosa sobresale por encima de las otras, siendo la que más atrae la atención.

Entonces el rey les dice:

--Aquí les dejo esta hermosa figura, imagen y signo visible de mi presencia, que yo mismo he preparado tomando para ello de los tesoros de mi padre y que con mucho amor fabriqué. También de las riquezas y bienes que ustedes, con mucho amor me han dado, he utilizado para añadírselo a esta figura. Se las encargo para que me la cuiden y protejan. Pónganla en un lugar visible para que todo aquel que la vea y pregunte por ella le dirán: "Un Rey de lejanas y riquísimas tierras, cual no existen en ninguna otra parte nos la ha dejado a nuestro cuidado, pues volverá por ella, y todo aquel que le quiera acompañar lo podrá hacer.”

"¿Ven las piedras preciosas que están en la parte superior de la figura? Si se fijan bien verán que debajo de ellas hay unas ranuras por donde introducirán las llaves que les he dado. Dichas piedras se moverán permitiéndoles utilizar abundantemente de los bienes que posee en su interior, los cuales se los encargo a ustedes para que los administren con sabiduría y prudencia, para sanar y ayudar a quienes a ustedes acudan buscando ayuda. Sobre todo tú, a quien he dado la llave más grande y hermosa, podrás no sólo abrir estas piedras, sino también las otras puertas que encontrarás en el centro y la base de esta figura.”

Los inicios
Después de haber dado todas las indicaciones posible, se marchó a su reino a reunirse con su padre.

Después que el hombre se fue, los encargados de la hermosa figura deciden reunirse para ver cómo o qué pueden hacer para protegerla y a la misma vez darla a conocer. Después de tanto discutir y deliberar deciden hacerle un hermoso altar en medio de la plaza del pueblo. Y así lo hacen.

Construyen un bellísimo altar donde colocan la figura. Era tanta su belleza que quienes pasaban por el lugar no podían continuar su marcha sin antes detenerse y contemplarla. Así, los encargados de custodiarla aprovechan la oportunidad para narrarles la historia de la figura y su dueño.

Otros encargados fueron por los desiertos y lugares habitados para hablarles de esta maravilla. Unos pocos les creyeron y se maravillaron de ello, pero otros muchos no, al contrario, muchas veces se mofaban de ellos. Otros se entusiasmaron al principio, pero luego se cansaron y se rindieron.

El rey malo
Todo marchaba así hasta que llegó la noticia al rey de esas tierras áridas y secas. Al enterarse de lo que estaba ocurriendo en su reino decide por él mismo investigar el asunto. Se dirige, pues, al pueblo donde se encuentra la figura y al contemplarla se queda maravillado de su grandeza y esplendor. Al conocer todo lo referente a ella, del dueño y del gran esplendor de su reino y su deseo de llevarse a todos aquellos que en él creyeran, sintió en su interior una terrible envidia y un terrible odio.

Así, pues, decide llevarse la figura, pero los encargados de custodiarla se le oponen tenazmente y se lo impiden.

Al no poder lograr su propósito y lanzando un alarido de odio ordena lo siguiente:

--Ya que no puedo llevarme dicha figura ordeno que sea removida de en medio de la plaza, sea hecha polvo y esparcida por todo el desierto, y que nunca se sepa por los hombres de este reino la existencia de dicho rey y de dicho reino. Que nunca llegue al conocimiento de los hombres tal mentira. Así lo he dicho, así ha de cumplirse.

La defensa y valentía
Los que custodiaban la figura se opusieron valientemente contra dicha orden, y así también muchos otros que se les habían unido y que habían creído en las palabras y a las promesas de aquel hombre.

Algunos, llenándose de valentía, se atrevieron a decir al malvado rey:

--Por muchos años fuiste nuestro rey, pues, nos tenías engañados con falsas promesas a las cuales nosotros, por nuestra necedad, como niños tontos habíamos prestado atención y que nos costó nuestra libertad; pero ha llegado el tiempo de la liberación y de desenmascararte ante los hombres; hacerles ver, como nosotros hemos visto, la mentira de tu reinado de tiranía y muerte, de desolación y esclavitud...

--Es verdad. Hemos notado tu odio y envidia, por eso actúas así.

--Sí, tú, te aprovechaste de tu poder, autoridad y nuestra debilidad para explotarnos y oprimirnos. Nos has quitado las pocas riquezas que poseíamos y nos has hecho esclavos tuyos. ¡Pues se acabó! ¡No te obedeceremos más, rey falso, mentiroso y déspota...!

Y muchas acusaciones más le dirigieron valientemente estos hombres y mujeres a este falso rey, el cual, ante las denuncias y al verse desenmascarado tal cual él es huye, pero no sin antes lanzar una advertencia:

--¡Pues si ese es el camino que ustedes han elegido, con esa actitud me han declarado la guerra, y ahora sabrán quien soy yo!

La estrategia y defensa de la figura. Contenido de la figura
Los encargados de custodiar la figura se reúnen rápidamente para ver cuales serán las medidas que deben de tomar.

Ante esta situación, uno de ellos se levanta y dice:

--¿Se acuerdan que el hombre, antes de marcharse, nos dejó unas llaves con las cuales podemos retirar las piedras para poder utilizar lo que hay en su interior? Veamos, pues, su contenido y en qué nos puede ayudar.

Efectivamente, contenía frascos cuyo contenido resplandecían y además instrucciones para su uso. También documentos y cartas en las que se explicaba métodos de vida y comportamiento, y medios de defensa y muchos bienes más.

Así, pues, con estos conocimientos se pudieron preparar para la guerra.

Levantaron barricadas y fortalezas, construyeron armas poderosas, desarrollaron planes estratégicos y otras muchas cosas de gran utilidad.

Todo lo que el hombre en las cartas, documentos y los consejos que habían recibido directamente de él mientras estuvo con ellos, pusieron por obra para poder defenderse contra las asechanzas del malvado rey.

Preparando el ataque y primer intento por destruir la figura
Mientras sucedía todo esto, el rey malo se preparaba para emprender su marcha contra los guardianes y los seguidores de aquel hombre y su figura. Su odio era tan grande que no descansaba ni de día ni de noche.

Después que todo estuvo preparado aparece el malvado rey con un poderoso ejercito que había reclutado para este fin, arrasando con todas las aldeas cercanas al pueblo y matando a todos aquellos que se le oponen. Tan poderoso es ese ejercito que parece va a arrasar el poblado en poco tiempo. La batalla se torna cada vez más feroz y el rey al ver la tenacidad y valentía de esos hombres y mujeres que han logrado resistirle, se siente confundido y su odio crece cada vez más. Mientras tanto algunos de sus soldados al ver la valentía con la que aquellos hombres peleaban y resistían, y al saber las razones por las cuales estaban peleando, deciden ellos huir de las garras de este rey malvado y unirse a ellos.

Esto enfurece todavía más al rey quien no descansa para poder realizar su propósito.

Los del pueblo al enterarse de las deserciones que está teniendo aquel rey malvado se entusiasman más. Les preguntan a aquellos soldados el porqué habían desertado.

--Es que cuando íbamos arrasando las aldeas tomábamos como prisioneros a aquellos que defendían sus ideas y los llevábamos ante el rey. Éste, después de interrogarlos les mandaba renunciar a dichas ideas, pero al ver la valentía con la que ellos defendían esa figura y al hombre que la hizo, el rey montaba en una terrible cólera y lleno de odio los mandaba a matar.

"Mientras eran conducidos al suplicio aprovechaban para narrarnos la historia de ese hombre, de la figura que les dejó encargada a ustedes, de su belleza y esplendor cual nunca ha habido ni habrá otra. Nos narraban las maravillas del reino de aquél rey, de su bondad y majestad, quien al ver nuestras miserias y opresiones infligidas por este malvado, no vaciló en enviarnos a su hijo para liberarnos, y también de cómo quiere que todos aquellos que crean en él lo acompañen a su reino.

"Al narrarnos esas maravillas que nos consolaban y nos llenaban de esperanza, y al ver la valentía de ustedes ante la feroz batalla, ha entusiasmado a muchos de nosotros a unirnos a ustedes".

Infiltrandose en las filas del enemigo
Al escuchar esto y al saber cómo la existencia de esta figura, de su dueño y de ese formidable reino era en parte conocido por soldados de aquel rey malvado, deciden enviar voluntarios que, valientemente, infiltrándose en sus filas fuesen propagando esta gran verdad.

Claro, algunos de ellos al ser denunciados por aquellos que se resistían a creer fueron rápidamente ejecutados. Pero la valentía y seguridad con la que aceptaban ir al suplicio antes que renunciar a sus principios, estimulaba más a aquellos que les habían escuchado, llenándose de valentía y renunciando o desertando de las filas del rey malvado para unirse a las del otro ejército.

Estas deserciones enfurecieron más al rey, y su odio contra aquellos hombres, la figura y aquel reino con su rey iba cada vez más en aumento.

Entonces viendo que sus continuas batallas no hacían el efecto esperado (a excepción de algunos cuantos que, ante el temor de perder la vida, desertaron del ejército que estaba defendiendo la figura y se pasaron al otro ejército), sino todo lo contrario, decide cambiar su estrategia.

Disminuye los enfrentamientos, hasta que por fin opta por retirarse para poder rehacer sus fuerzas ya debilitadas y confundidas ante la resistencia y valentía de aquellos hombres y mujeres.

Los del pueblo, al ver la retirada de aquel malvado, se alegran ante esta primera victoria, y lo celebran dándole gracias a Dios por el triunfo alcanzado.

Segunda asamblea. Estrategias a seguir
Los guardianes de la figura y encargados de propagar el mensaje de su dueño, se reúnen en asamblea para discutir los próximos pasos a seguir.

--Lo primero que debemos tener en cuenta es que no podemos bajar la guardia y dormirnos ahora, pues sabemos muy bien que la retirada de ese rey no es permanente y, por lo tanto, debemos permanecer en actitud de alerta para poder repeler cualquier futuro ataque.

--Es verdad lo que dice nuestro compañero, pero mientras exista este periodo de paz y bonanza, enviemos mensajeros a todos los pueblos y ciudades anunciando a todos los que deseen salir de este reino desértico y árido a uno rico y frondoso y cuyas riquezas no pueden ser contadas, que se nos unan y nos acompañen mientras llega el momento de partir.

Así, pues, poco a poco va creciendo el conocimiento de la existencia de la figura cuya belleza y grandeza es un signo de la enorme belleza del que la hizo y del reino de su padre.

Nuevos planes y estrategias del rey malo
El rey malvado ante la impotencia de ver como va creciendo en su propio reino la deserción contra él y la fidelidad hacia el dueño de esa figura, no puede descansar ni dormir hasta no encontrar una estrategia
para evitar que, dicha filiación hacia ese otro rey, siguiera en aumento.

--Ya que no puedo destruirla, debe haber alguna manera de opacar su belleza y grandeza, y así confundir y engañar a todos aquellos que se quieran acercar a ella.

Las figuras falsas
Primero comienza fabricando, en algunos pueblos, unas figuras parecidas, pero cuya belleza jamás podían ser comparadas a la original y verdadera. Viendo que no le daba mucho resultado, con excepción de algunos casos, comienza a ideal un plan que le pueda ser eficaz...

El extraño personaje
En una ocasión llega al pueblo, que ya se ha convertido en una enorme ciudad, un extraño personaje quien acercándose a la figura comienza a hablar con algunos de los que se encuentran allí.

--Oigan, que hermosa figura tienen ustedes aquí. Vengo de lejanas tierras, pues he oído sobre esta figura, sobre su grandeza y belleza y quise por mí mismo cerciorarme de ello. Verla con mis propios ojos.

--Nos alegra que se haya tomado esa molestia de venir hasta aquí y ver usted mismo que lo que le han dicho no es mentira. Pero permítame preguntarle, ¿se va a quedar aquí, en nuestra ciudad, o continuará su viaje?

--Bueno, solamente estoy de paso y me quedaré varios días para contemplar esta figura y conocer su historia.

Llegada la noche, el extraño personaje toma unos frascos con unas pócimas con las que prepara un extraño líquido. Acercándose al lugar donde está la figura, rocía sobre los guardianes, que esa noche están
custodiando la figura, un extraño líquido los cuales caen en un profundo sueño. Acercándose, entonces, a la figura comienza a rociarla con ese extraño líquido.

Algo inesperado
A la mañana siguiente, cuando las personas comienzan a levantarse, muchos se percatan de que la figura había perdido brillo y belleza y que ya no era como antes. Muchos se entristecen ante lo ocurrido, otros se desilusionan y se desaniman, otros se mantienen indiferentes, pero otros, a pesar de todo, mantienen su fe y esperanza viva, estimulando a los demás.

Los encargados de custodiar la figura se reúnen en asamblea para buscar una solución a este problema.

--El enemigo ha entrado y con alguna pócima extraña ha manchado nuestra figura restándole belleza y dignidad. Debemos, por lo tanto, ver qué podemos hacer para contrarrestar esta desgracia.

Con los frascos contenidos dentro de la figura, poco a poco y con gran facilidad, van eliminando las manchas, pero el enemigo había logrado comprar el corazón de algunos, los cuales aprovechando que alguno de los guardias se distrajera para rociar con el extraño líquido todo lo que podían sobre la figura; un poquito, mucho, todo dependía de las circunstancias. Mientras tanto el interés de otros muchos por la figura se va perdiendo y ganaba terreno la indiferencia y la relajación; tanto así que el interés por las otras figuras, fabricadas por el rey malo, van ganando cada vez más popularidad.

Más figuras, nuevas decepciones
El malvado rey al ver cómo su plan está dando buen resultado decide hacer nuevas figuras con mayor esplendor que las anteriores y capaces de desviar de la mente y el pensamiento del hombre aquella figura, su dueño y su reino.

Poco a poco se fueron multiplicando los altares de esas falsas figuras, las cuales se estaban convirtiendo en la atracción principal de muchos.

Los ataques de este malvado rey y sus seguidores contra la verdadera figura y su dueño van en aumento y ocasionando terribles daños. Mientras tanto los encargados de la verdadera figura se reúnen en asamblea para buscar soluciones a todos estos problemas y contrarrestar todos esos ataques y calumnias que el rey malvado y sus seguidores lanzan contra ellos.

Un pueblo valiente se levanta
En esta lucha contra el mal surgen hombres, mujeres y niños valientes que, voluntariamente, se lanzan a defender la verdad y propagación del mensaje que el dueño de la figura había encargado.

Mientras tanto, la limpieza y purificación de la figura continuaba. Poco a poco hombres, mujeres y niños, en una entrega total y trabajosamente, van sacando las manchas de la figura que los enemigos, aprovechándose de la debilidad de algunos y la negligencia de otros, están ocasionando.

Traidores en las filas
Esta pereza, debilidad y negligencia de algunos de los que habían sido escogidos por los guardianes de la figura para ser también custodiadores de la misma, dificultaba en gran medida la tarea de limpieza. Pero lo peor era cuando de entre los mismos que debían custodiarla, por unas ínfimas monedas hacían todo lo posible por obstaculizar el proceso de limpieza; o si no, hasta ellos mismos, traicionando su ministerio, cooperaban en cierta manera en manchar la figura.

Mientras sucede todo esto el falso rey alegre por sus triunfos y sintiéndose fortalecido comienza a perseguir a los que aún se resisten a renunciar a su fe. A unos los manda a matar, a otros los encarcela o los obliga a realizar trabajos forzados, y ridiculizaba hasta la humillación su fe por el dueño de la figura y su padre. Pero aun así no lograba hacerles renunciar, sino que aumentaba cada vez más en ellos su fe por el
bondadoso dueño de la figura y su padre. Esta actitud enoja enormemente al rey malvado el cual va aumentando la violencia y la persecución contra ellos. Pero mientras más se agudizaba la persecución en algunos pueblos, más se iban fortaleciendo los que continuaban perseverando en esta verdad y mensaje.

Parecida, sí, pero no es
Llegado el momento oportuno el rey malo encarga a uno de sus más fieles seguidores el fabricar una figura que en lo posible pudiera igualar en belleza y majestad a la otra figura que, mientras más era limpiada, más los enemigos lograban infiltrarse, gracias a algunos traidores o ellos mismos iban manchándola. Así, le entrega a este súbdito suyo todos sus tesoros para la construcción de la misma.

--El terreno ya está bastante abonado -se decía a sí mismo el rey malo-; ya es hora de librar la última batalla. ¡Y esta vez la victoria será mía!

La construcción de la gran figura falsa no se hizo esperar. Muchos hombres y mujeres contribuyeron en la construcción de la misma, sobre todo, aquellos que una vez creyeron en la verdadera figura fueron los que se entregaron con mayor entusiasmo en dicha labor. Tomó tiempo en construirla. Mientras tanto se levantan voces de protesta y alerta por parte de los seguidores del dueño de la verdadera figura. Voces que denuncian los enormes peligros que se están desarrollando. También los constructores de la figura falsa con gritos y aullidos proclaman sus mentiras y sus calumnias contra los otros.

El profeta
En eso, en medio del lugar donde se edifica la figura falsa se levanta un gran profeta. Aquel a quien el dueño de la figura verdadera le entregó la llave más grande, quien con fuerza y coraje comienza a denunciar y a alertar ante el peligro inminente que se aproximaba. Decía:

--Escuchen pueblo lo que les voy a decir. Como ustedes saben, hace tiempo atrás vino un hombre cuya bondad y misericordia se dejó sentir y ver; después de estar un tiempo con nosotros, fabricó una enorme figura con materiales preciosísimos que trajo del reino de su padre y de cuya belleza y majestad jamás hombre alguno había visto ni volverá a ver en este reino de muerte y corrupción. Tomando también de nuestras pocas riquezas las mezcló con las que él trajo e hizo con ello aquella figura.

"Pero he aquí que el rey de estas tierras desérticas y áridas, y que aprovechándose de su poder nos estuvo engañando y robándonos hasta hacernos sus esclavos, viendo las maravillas, riquezas y poderío de aquel rey bondadoso, quiso coger para sí la figura que con tanto amor aquel hombre nos entregó para que la custodiemos hasta que vuelva por ella y por quienes con él quieran acompañarle a su reino.

"Como no pudo lograr su objetivo, pues no quería que todos sus súbditos le abandonaran, lleno de envidia y de odio ordenó fuese destruida. Pero al ver que sus ordenes no fueron obedecidas decidió hacerlo a la fuerza. No consiguiendo su objetivo y valiéndose de sus conocimientos y astucia y de la negligencia de algunos de los nuestros, logró acercarse a la figura y con un líquido extraño la manchó restándole así brillo, belleza y majestad.

"Muchos, ante este sacrilegio se desilusionaron o se hicieron indiferentes hasta el punto de que, abandonando la verdad se hicieron nuevamente cómplices de ese rey malvado el cual quiere esclavizarnos nuevamente bajo su voluntad.

"Viendo, pues, este rey que su plan estaba resultando decide fabricar otras figuras, tratando de imitar en todo lo posible a la verdadera, para desviar y alejar de la mente y el corazón de los hombres y de las mujeres el mensaje de liberación de aquel hombre.

"Así es como hemos llegado a la situación actual donde se está levantando esta figura que da honor a ese falso, mentiroso y malvado rey...”

--¡Cómo osas decir esas palabras! -le dice uno de los presentes- Esa figura de la cual tu nos hablas ha perdido brillo y majestad; ya no puede ser verdadera ni portadora de esperanza. Se ha quedado atrás, en el pasado, y nosotros hemos venido en el nombre de nuestro rey a reemplazarla por una mucho mejor y más hermosa.

--No se engañen por las apariencias -responde el profeta-, pues por las apariencias ese rey malvado ha hecho de ustedes unos ciegos y esclavos de sus deseos y caprichos. Las manchas que el enemigo ha lanzado contra nuestra figura no le ha quitado su verdadero valor, grandeza y majestad, pues, aunque parezca opaca, puesto que aparentemente ha perdido su brillo, su simbolismo y realidad como portadora de un mensaje de esperanza y verdad no ha dejado de ser eficaz.

"Lo que por fuera parece una cosa, por dentro es riqueza, bienes y esperanza. Lo que unos traidores y enemigos de la verdad, inspirados y comprados por este falso rey hayan hecho a la figura, en nada le resta a su grandeza y majestad...”

--¡Oigan a un loco queriéndonos hacer ver lo que no puede verse -dice rápidamente otro de los presentes-, aceptar lo que no puede ser aceptado. Nosotros sí sabemos lo que vemos, y lo que vemos es que aquella figura ha perdido su sentido y razón de ser por lo que debería ser destruida.

En eso se eleva un grito de aceptación por dichas palabras de parte de muchos de los presentes.

--Sí -dice otro-. ¿Cómo es posible ver detrás de lo que está manchado y opaco belleza y majestad? A la verdad hay que estar loco. ¡Y éste lo está!

Y con burlas y vituperios más como estos son lanzados contra el profeta y demás compañeros.

La Bestia
--¡Escuchen! -vuelve a levantar su voz el profeta- Hubo una vez un hombre que por los caminos áridos y desérticos de estas tierras andaba buscando un lugar donde establecerse. Mientras caminaba bajo el candente sol y acabándosele el agua comenzó a sentir sed. A la distancia ve un pequeño oasis a donde se dirige para descansar y refrescarse para poder continuar el viaje.

"Al llegar al lugar se encuentra con un hombre a quien, después de saludarle, le pregunta donde puede encontrar agua pura para refrescar su sed. Éste le contesta:

--¿Ves aquellos arbustos y rocas que se ven a lo lejos?, allí encontrarás rica agua, pura y fresca la cual brota de un manantial constantemente, te calmará la sed y te dará las fuerzas para llegar a tu destino.

--¿Está usted seguro de ello? -le pregunta desconfiado el que tenía sed-.

--¿Acaso desconfías de mí? Tú eres libre, haz lo que quieras. Yo sólo te digo la verdad, si no me quieres creer es asunto tuyo. Además ¿qué pierdes con ir e investigar? Ah, otra cosa, ten cuidado con la bestia mentirosa que por aquí se encuentra.

--¡¿Bestia?! Bah. Yo no le tengo miedo a ninguna bestia -responde el hombre con sed muy orgulloso y confiado de sí mismo-.

"Acercándose al lugar, de repente aparece un extraño personaje que le saluda y le dice:

--Hola. ¿Vienes de lejos?

--Sí -le responde el otro-. De muy lejos buscando un lugar donde establecerme. Llegué aquí para descansar y refrescarme para así poder continuar mi marcha. Al entrar en este oasis me encontré con un hombre a quien le pregunté por agua y me señaló ese lugar que está ahí, y yo ahora vengo a investigar.

“El personaje le vuelve a decir:

--Antes que continúes quisiera preguntarte una cosa: ¿cómo sabes que entre esas rocas y arbustos hay agua fresca? Y si la hay, ¿estará esa agua apta para beber? ¿No te estará mintiendo?

--Por eso vengo a investigar -le responde el otro-. Además ¿no serás tú quién me estará mintiendo? ¿No serás tú esa bestia de la cual me advirtió aquél hombre?

--¡¿Bestia yo?! ¡Me ofendes! ¿Acaso tengo cara de bestia? Además, él tiene razón pues hay muchos animales feroces por estos lugares esperando por su presa. Pero, continuemos, pues tú lo que quieres es agua y no bestias. Mira, ¿ves aquel oasis? Aquel sí tiene agua pura y fresca. Si quieres puedes ir a investigar.

“Su deseo de tomar agua era tan grande que se olvidó del manantial y no advirtió el engaño y el peligro que se le venía encima. Cuando llegaron al otro oasis, vio que era hermoso y que efectivamente había agua, pero un agua estancada, empozada sin entrada ni salida.

"El hombre, sin percatarse de este detalle se lanza a tomar de esa agua hasta saciarse y satisfacer así su sed. Pero una vez satisfecho, nota que todo a su alrededor comienza a cambiar; el oasis frondoso y bello comienza a verse seco. El agua que parecía cristalina se torna oscura, fea y sumamente apestosa. Y el personaje que le trajo a ese lugar, su rostro se torna sumamente espantoso, y con una terrible carcajada lanza un grito espantoso de victoria sobre su víctima.

"Así terminó la vida de aquel imprudente, desdichado, insensato e irresponsable hombre que prefirió escuchar otra voz sin antes investigar primero lo que el primer hombre le dijo.

"Así mismo son ustedes, o peor aún, pues muchos de ustedes conocieron esta verdad y ahora se han hecho cómplices de ese rey malvado y de su odio, mentiras y destrucciones...”

El rechazo Mientras el profeta decía estas palabras con fuerza y fogosidad, muchos de los presentes comenzaron a cambiárseles el rostro en una expresión de enojo y odio, pero él con más fuerza continuaba defendiendo la verdad y sacudiendo las conciencias de los allí presentes. Continuaba diciendo:

--Ustedes son más culpables, pues, conocieron la verdad y ahora la rechazan. Saben que lo que están haciendo está mal y aún así continúan haciéndolo.

"Se han llenado el corazón al igual que su falso rey de odio y de corrupción, por lo que hacen los deseos de su rey. Han levantado un altar y sobre él han puesto esta enorme figura símbolo del odio, la envidia y la maldad de su rey, pues han cerrado sus oídos a la verdad y no quieren escuchar...”

--¡Te pedimos que te calles! -dice el encargado de la falsa figura-. Nos tienes harto y cansados con tus palabras de reproche que nuestros oídos no pueden soportar. ¡Largate lejos de nosotros tú y los tuyos!

--¡Sí, sí! ¡Fuera! ¡Qué se larguen lejos de nuestra vista! -fue el grito de la inmensa mayoría de los presentes-.

Y entre pedradas, calumnias, blasfemias, manotazos, salivazos y toda una serie de vituperios fueron el profeta, a quien el hombre le había dado la llave más grande, y los suyos a refugiarse en la ciudad.

La batalla final Días después, a lo lejos se levanta una cortina de polvo que va acercándose a la ciudad. Era el ejercito del malvado rey, más poderoso y fuerte que la primera vez, arrasando y destruyendo todo a su paso, y matando sin compasión a todos aquellos que se oponen y se mantienen firmes en la fe.

Mientras tanto la indiferencia, la dejadez, la relajación de costumbres ha debilitado la fe y la voluntad de muchos en la ciudad. Tanto así que ante el aviso de invasión por parte del malvado rey muchos se quedan indiferentes. Otros, en vez de prepararse para la batalla, abandonan la ciudad. Sólo unos pocos hombres, mujeres y niños dan muestras de seguir siendo fieles hasta la muerte.

Según va entrando el ejercito en la ciudad comandado por el rey malvado, van matando, arrasando y sembrando la confusión y la destrucción. Aunque sí hay quienes oponen resistencia ante el avance del enemigo, éste se hace cada vez más violento y avasallador. Conforme va avanzando y al encontrar en muchos lugares de la ciudad poca o ninguna resistencia, el enemigo se siente más animado en conseguir su objetivo: destruir la figura y hacer desaparecer todo lo que ella representa.

La desgracia se evidencia cada vez más, pues, mientras hombres, mujeres y niños con fuerza, valentía y coraje oponen resistencia; otros muchos se mantienen indiferentes ante la batalla y el avance del enemigo; y otros que, traicionando la fe desertando se pasan al ejercito enemigo.

Todos los que aún confían en la promesa y que permanecen fieles al dueño de la figura, se reúnen alrededor de la misma para librar la última batalla. El cielo poco a poco se va oscureciendo por el humo de los muchos incendios que el enemigo va provocando según avanza hacia la plaza.

Muchos valientes se mantienen al frente de batalla resistiendo a las fuerzas enemigas. Algunos son asesinados, otros capturados y hechos prisioneros, otros son silenciados; incluso hay algunos que ante el avance formidable y arrollador de las fuerzas del enemigo y por miedo, mandan a sus compañeros a retirarse y dejar de pelear, pues, nada se puede hacer ya. Ante esta cobardía de algunos dice otro de los compañeros:

--Si nosotros no actuamos ni luchamos hasta el final sin importar las consecuencias, seremos tan o más culpables que aquellos que nos atacan y persiguen. ¡Antes morir que callar y rendirme!

Efectivamente, son muchos los que dan sus vidas antes que rendirse.

Así que, después de una terrible batalla el enemigo se encuentra en la plaza, ante la figura y los que la custodian.

¡Destruyan esa figura! El rey, que viene con su ejército, da una orden a uno de sus súbditos el cual dice a los reunidos en la plaza en torno a la figura:

--En nombre de nuestro rey y señor les ordenamos se rindan, se humillen ante el poderío de nuestro rey, destruyan esa figura y se olviden para siempre de aquel rey, de su padre y de su reino.

--¡Jamás nos rendiremos ni mucho menos nos humillaremos ante ese monstruo que es el rey de ustedes, y que de lo único que se alimenta es de odio y de muerte; y si es poderoso es porque han sido ustedes quienes le han dado esa fuerza. Han sido ustedes quienes, olvidándose del mensaje y la promesa de nuestro verdadero y único rey y señor, se han entregado a los deseos y caprichos de destrucción de ese rey malo. Son ustedes los...

Y una flecha, atravesándole el corazón, detuvo su fogosa y valiente defensa. Un grito de ataque salió de la boca del rey malvado.

Manifestación del rey bueno Después de una dura batalla, ya cuando el enemigo está a punto de derribar la figura de su altar, y el rey malvado haber lanzado un espantoso grito de victoria, un terrible y violento trueno cual nunca se había escuchado antes ni se oirá jamás, surca los cielos haciendo temblar la tierra. Ésta se estremece ante un espantoso rugido que hace que el ejército enemigo se espante. Y una voz poderosa se escucha en toda la ciudad.

--¡El Rey Todopoderoso, el Señor de todas las naciones ha llegado a buscar lo que le pertenece! ¡Salgan a recibirle todos los que en él han esperado!

He aquí que un hombre vestido con la majestad de su reino y con un poderoso ejército, cuyo número no puede ser contado, pone en ridículo y humillación al ejército enemigo. El rey malvado, derrotado y humillado, con la cara desfiguradamente horrible por el enorme odio y la terrible envidia, se encuentra impotente e insignificante ante la grandeza de aquel Rey. Su grandeza, belleza y majestad deja maravillados a todos los que le veían; y sus fieles, llenos de alegría y felicidad salen al encuentro de su Señor.

--Señor -le dice quien había recibido la gran llave- hemos hecho todo lo que tú nos has mandado, pero ya ves cuan insignificante y negligente hemos sido.

--No te preocupes, sé absolutamente todo lo ocurrido, y todos aquellos que me fueron fieles hasta el final vendrán conmigo.

El esplendor de la figura El Gran Rey, levantando los brazos hacia la figura, instrumento de su mensaje y promesa, la vuelve a su estado original, pero muchísimo más bella, brillante y majestuosa que la primera vez. En el mismo instante que esto ocurría, los que le fueron fieles sus cuerpos fueron transformados en resplandecientes y bellos. Y aquellas falsas figuras fueron todas destruidas y hechas polvo, mientras que los que despreciaron la verdad se sumieron en una terrible tristeza y angustia, pues llegaron a entender el camino errado que habían tomado a pesar de las advertencias a ellos dadas. Pero una de las cosas que más les angustiaba era el saber que por culpa de ellos mismos habían perdido para siempre el reino al cual se les había invitado y no quisieron.

Por eso, para los que así actúan se les puede decir esto:
Por placeres pasajeros y por poderes temporales, sufren el tormento del Reino que perdieron.

Triunfo del rey bueno y de quienes creyeron en él --Señor -pregunta otro de sus fieles amigos-, ¿dónde están los que por ti dieron sus vidas?

--Mira mi ejército y los verás a todos. Después de haber dado sus vidas por mí, mi Padre los ha recibido en su Reino, y hoy, el Gran Día, han venido conmigo a buscar sus cuerpos que, como los de ustedes, resplandecerán en belleza y majestad junto a mí por toda la eternidad.


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