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CRÍTICA A LA PELÍCULA DE KINGDOM OF HEAVEN

Dr. Thomas F. Madden


"Como historiador naturalmente me irrita que haya personas que se vayan de las salas cinematográficas pensando que Scott y su escritor William Monahan, han hecho un trabajo que se aproxima fielmente a la realidad de la Edad Media, lo cual es falso, de hecho, la película ‘The Kingdom of Heaven’ refleja muy poco de la época medieval."


Título: La Opinión de un Historiador sobre ‘Kingdom of Heaven’ 



Película de Ridley Scott
Autor: Dr. Thomas F. Madden
Original en inglés: Ridley Scott’s Kingdom of Heaven. -2005-
Traducción: Alejandro Villarreal de B&T -2011-




El Dr. Thomas F. Madden es Profesor de Historia Medieval y Presidente del departamento de Historia en la Universidad de San Luis. Es un reconocido experto sobre las Cruzadas y es autor de obras recientes tituladas: The New Concise History of the Crusades (Nueva historia concisa de las Cruzadas) y es editor de Crusades: The Illustrated History (Cruzadas: La historia ilustrada).



En el mes de mayo de cada año, miles de estudiosos sobre el Medioevo se reúnen en Kalamazoo, Michigan [EEUU], en el ‘International Congress on Medieval Studies’ (Congreso Internacional sobre Estudios del Medioevo). Esta es la reunión más grande de su tipo en el mundo, y en donde se presentan trabajos escritos sobre virtualmente cualquier tema imaginable de la historia Medieval y su cultura. Este año [2005], la reunión coincidió con el lanzamiento de la tan anunciada película ‘The Kingdom of Heaven’ (El reino de los cielos), dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Orlando Bloom, una película que se sitúa durante el periodo de las Cruzadas. En mi tiempo de ocio, durante lo que estaba seguro sería una fascinante sesión llamada “Considerando los fluidos: Analizando la orina en la Edad Media”, me dirigí junto a unos cuantos de mis alumnos graduados hacia la sala de cine, para aprovechar una función matutina de esta película. La sala estaba casi vacía, un mal presagio, dado el número tan grande de apasionados por el Medioevo que visitaban la ciudad.


Si yo fuese un crítico de cine, diría que esta película es aburrida a morir, después de una hora de fatigoso diálogo y de heridas de flechas por doquier, no tuve reparo en observar mi reloj para ver si podría llegar todavía a aquella exposición sobre el Medioevo inglés y la orina. Esta película puede describirse acertadamente como un muestrario de escenas de batallas medievales sangrientas, relacionadas endeblemente por medio de diatribas y discursos que reflejan claramente el “debe ser” de la modernidad actual. La moraleja de la historia, la cual es restregada en cada oportunidad por Scott sobre la cara del espectador, es que la tolerancia religiosa es una cosa buena y que deberíamos hacer más por ésta.


Pero no soy crítico de cine, soy historiador, y como historiador naturalmente me irrita que haya personas que se vayan de las salas cinematográficas pensando que Scott y su escritor William Monahan, han hecho un trabajo que se aproxima fielmente a la realidad de la Edad Media, lo cual es falso, de hecho, la película ‘The Kingdom of Heaven’ refleja muy poco de la época medieval. En lugar de esto, es una mezcla del Romanticismo del siglo XIX con los anhelos hollywoodenses, en su ideal existencial.


Las verdaderas Cruzadas comenzaron en 1095 como respuesta a los siglos de conquistas musulmanas en tierras cristianas, su propósito era recuperar tales territorios, incluyendo Tierra Santa, para la cristiandad. El Reino de Jerusalén, el cual fue establecido por la Primera Cruzada en 1099, fue un centro de avanzada militar de los cristianos europeos, en medio de un amplísimo mundo musulmán, y que tenía la tarea de salvaguardar los lugares santos. Posteriormente, otras Cruzadas de mayor envergadura fueron convocadas en respuesta a las subsiguientes conquistas musulmanas.


La película ‘The Kingdom of Heaven’ de Scott se sitúa entre los años 1186 y 1187, tiempo en el cual, nos asegura este director de cine, el rey Balduino IV de Jerusalén hizo de la Ciudad Santa “un lugar donde cualquiera podía ir y venir a placer, y ejercitar su culto sin problemas”. Esta era dorada de tolerancia fue entonces interrumpida por los Templarios*, “celosos cristianos sedientos de sangre musulmana”, quienes fueron conducidos por el malvado Reynald de Chatillion y Guy de Lasignan. Después de la muerte de Balduino, Guy y Reynald provocaron una guerra en contra del “sabio y tolerante” líder musulmán, Saladino, quien derrotó a los cristianos y dirigió sus ejércitos hacia Jerusalén. La historia de la película en sí está centrada en Balián de Ibelín, interpretado por el actor Orlando Bloom, un herrero francés perseguido por el asesinato de un sacerdote. Se une a su recién encontrado padre, después de mucho tiempo, Godofredo de Ibelín, quien tiene su morada en Tierra Santa. Godofredo asegura a Balián que el reino de Jerusalén es un “reino de conciencia”, un lugar donde una persona puede dejar atrás el pasado y llegar a ser todo lo que él o ella desean ser. Por medio de su habilidad con la espada y de la aplicación del código de caballería, Balián es nombrado caballero y se asienta en Tierra Santa, donde tiene un amorío con la hermana del rey, pasa por innumerables batallas sangrientas y termina dirigiendo la defensa de la ciudad de Jerusalén, cuando Saladino se presenta.


*Nota de B&T: No confundir a estos Templarios, los verdaderos, con los que posteriormente pasaron a formar parte del folclor de la masonería, y que nada tienen que ver.



La realidad


¿Qué tanto de lo que se cuenta aquí sucedió en la realidad? No mucho, Balián de Ibelín nació en Tierra Santa, no en Francia, ahí creció y llegó a ser un respetado caballero del reino. Nunca fue herrero, su padre fue Barisán, no Godofredo, y murió en 1150, 36 años antes de la fecha en la que se sitúa la película. Aunque la película muestra a Balián como un joven con dudas internas y que ha perdido su fe, en realidad, al tiempo considerado, su edad estaría sobre la madurez, rondando en los cuarenta años, y fue conocido por su devoción a Dios y su admiración por los santos. Balián no es el único personaje en esta película que ha sufrido una transformación o actualización al modo de vida actual, mientras que es verdad que el rey Balduino IV tuvo lepra, no es cierto que él poseyera en su guardarropa una colección de máscaras plateadas para diferentes ocasiones, ¡caramba!, Balduino ni siquiera vivía en esta época, habiendo fallecido un año antes de los eventos contados en la película. Ni Saladino ni Balduino eran gobernantes tolerantes que buscaran la paz entre musulmanes y cristianos, el verdadero Balduino montó en cólera cuando supo que Guy evitó enfrentarse a Saladino en 1183. El verdadero Saladino, según su biógrafo, mostró gran regocijo cuando presenció la decapitación de cientos de cristianos en 1187. Saladino predicaba el yihad [guerra santa] en todo su reino, sin la menor intención de hacer secreto su deseo de capturar Jerusalén y masacrar a los cristianos que vivieron allí. Tanto Balduino como Saladino eran, sin que deba sorprender a nadie, hombres de su tiempo, no del nuestro.


En lugar de mencionar todas las imprecisiones de esta película, y que son muchas, sólo me concentraré en mencionar dos situaciones que son claros ejemplos de anacronismos y que fueron utilizados ampliamente aquí. El primero es respecto al reino de Jerusalén, el cual es frecuentemente llamado en esta película “un nuevo mundo”, sin ser nada por el estilo, al contrario, era lo más antiguo del Viejo Mundo. Al ver esta película alguien podría pensar que Tierra Santa era una tierra virgen, recién descubierta, esperando la colonización de jóvenes y fornidos herreros. A Balián incluso se le muestra estableciendo su propia plantación, y con esto introduciendo la irrigación y la proliferación de tierras fértiles. La Tierra Santa que nos describen de forma imprecisa Scott y Monahan, corresponde claramente a la historia británica post medieval, cuando las tierras ultramarinas representaban una oportunidad, como el norte de América, Australia y la India, ofreciendo un comienzo fresco para aquellos que desearan empezar una vida nueva.


El segundo anacronismo notable de esta película es su aproximación a la religión. La mayoría de las personas saben que las Cruzadas fueron guerras entre fes. Los cruzados pasaron por grandes dificultades, arriesgando sus vidas y gastando enormes cantidades de dinero, sin importarles puesto que su devoción en Cristo, su Iglesia y su pueblo eran superiores. La piedad del cruzado también se manifestó en formas extraordinarias de devoción o admiración hacia la Virgen María y los santos, particularmente en aquellos santos quienes habían vivido en Tierra Santa. La película ‘The Kingdom of Heaven’, sin embargo, realiza una delicada operación para extirpar la piedad religiosa, por completo, de las Cruzadas. Balián y su padre son presentados como agnósticos, a otros cruzados, como los Hospitalarios, los muestran haciendo crítica abierta a la religión. Por supuesto, todos “los muchachos buenos de la película” parecen no tener devoción alguna a Dios, tan sólo la devoción a la tolerancia. Los malos, por otro lado, están representados por todos los que muestran una devoción religiosa, la cual, es mostrada a su vez como la causa de su maldad, como Guy y Reynald, o francamente perversos como el personaje del predicador de mirada perdida, quien canta: “El matar a un musulmán no es asesinato, es el camino al cielo”. En otras palabras, el mundo medieval es retratado tal y como Hollywood ve al mundo: La gente inteligente no tiene religión o no la toma en serio, el resto son sólo fanáticos cristianos derechistas.


No existen las iglesias en esta película, aún en la más venerable de las ciudades. No existen monjes, ni monjas y se muestran muy pocos peregrinos, los cuales habrían llenado las calles de la Jerusalén medieval. Sólo se muestran a dos sacerdotes en la película, uno es un perturbado mutilador de cadáveres y el otro un villano cuya estrategia para defender Jerusalén es convertirse al Islam y dejar que los demás perezcan. Scott colocó unas cuantas cruces dispersas, pero no se muestran crucifijos, los cuales habrían sido mucho más comunes en la Edad Media. Las majestuosas representaciones de los palacios no incluyen iconos de María o los santos, y por supuesto, ninguna clase de arte religioso. Se muestra a cristianos, musulmanes y judíos viviendo en armonía, en esta Jerusalén cinematográfica, aunque a decir verdad, en esa época fue prohibido a los no-cristianos habitar en Tierra Santa, durante el reino de Balduino IV. Pero Scott no solamente ha esterilizado al cristianismo, los musulmanes son mostrados orando pocas veces en la película, y el único musulmán devoto que se muestra es un clérigo de ropas negras quien demanda a Saladino que ataque a los cristianos y capture Jerusalén. El mensaje aquí es claro: la religión lleva al fanatismo y el fanatismo lleva a la guerra.


En materia de “lógica del complot” en la película, uno podría razonablemente preguntar, ¿por qué todos esos cruzados, que visten cruces en su pecho y marchan hacia batallas perdidas, les importa tan poco el cristianismo? En la película, cuando se preparan para la defensa de Jerusalén, Balián proclama que no son las piedras lo que importa, sino la gente que vive en las ciudades, con el fin de salvar la vida de las personas, él amenaza con destruir todos los santos lugares del cristianismo y el islamismo, “todo”, dice, “lo que conduce al hombre a la locura”. Aún así, si él sólo está preocupado por defender a las personas, ¿por qué el Balián de la película se trasladó hasta la lejana Jerusalén para hacerlo?, ¿no había suficientes personas por defender en Francia? La verdad es que el Balián de Scott es totalmente erróneo, son precisamente las piedras, edificios y la ciudad en sí, lo que importaba en ese tiempo. Los cristianos medievales vieron en Jerusalén una preciosa reliquia santificada por la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. La gente ahí glorificaba a Dios y defendía su Ciudad Santa. El verdadero Balián, quien enfrentó la inevitable conquista de Jerusalén, amenazó con destruir la mezquita ‘Domo de la Roca’ si Saladino no abandonaba su plan de masacrar a los habitantes cristianos, pero este plan no es presentado en la película, y por supuesto, el bueno y noble Saladino cinematográfico deja a todos sus habitantes partir sanos y salvos, y con una sonrisa de oreja a oreja. El verdadero Saladino les requirió el pago de un rescate, y aquellos quienes no pagaron, y que fueron miles, fueron vendidos como esclavos.


Dados los eventos en el mundo moderno, es lamentable que exista un océano entre lo que saben los historiadores profesionales acerca de las Cruzadas y lo que la población en general cree. Esta película sólo hace más profunda esta separación, y lo lamentable de esto es que docenas de distinguidos historiadores en todo el mundo habrían ofrecido gustosos su ayuda para la realización de la película de Scott y Monahan, para que saliera bien, después de todo, para los costos de Hollywood, los historiadores trabajan por migajas. Según las notas de producción de esta película, esta clase de asistencia fue aparentemente innecesaria: “Monahan (escritor y guionista), trabajó con fuentes de primera mano (traducciones) de registros de gente que estuvo presente en el tiempo en que se representó la historia, y evitando interpretaciones posteriores de los siglos subsecuentes”. Aún así, algunas de estas “interpretaciones” que Monahan tan diligentemente evitó, fueron escritas por historiadores profesionales, utilizando fuentes muy rigurosas, dejando además unas cuantas obras traducidas en el idioma de los productores. ¿Por qué no haberles telefoneado a algunos de ellos, tan sólo para comprobar la precisión de la propia investigación?


Ridley Scott repetidamente ha dicho que esta película “no es un documental”, sino “un relato basado en hechos históricos”. El problema es que el relato es pobre y la historiografía es peor. Revisando las entrevistas en los medios, Scott, Monahan y los actores principales claramente piensan que su relato podría ayudar a traer paz en el mundo actual. Sin embargo, la paz duradera sería auxiliada de mejor manera al ser expuesta la verdad del pasado, sin ambages ni deformaciones, el problema es que podría ser considerada políticamente incorrecta.




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